Tarjetas Corporativas para Equipos Remotos

TL;DR

Si Finanzas sigue persiguiendo tickets en tres monedas y HR reembolsando beneficios que llegan tarde, tenés un cuello de botella que no escala. Con la Atlas Card, asignás presupuestos directos, eliminás reembolsos y ganás control real en un sólo movimiento.

Beneficios remotos

Las tarjetas corporativas eliminan reembolsos de gastos empresariales dando presupuestos directos a cada empleado remoto, sin adelantar dinero propio.

Cuando dejan de sentirse como beneficios

Viernes, 18:37. Pensabas que el día ya estaba cerrado, pero aparece el Slack: "URGENTE: falta reembolso de internet en florín húngaro". Lo abrís, claro, pero lo único urgente para vos, después de una semana heavy, sería llenar la bañera con espuma, poner tu playlist favorita, unas velas aromáticas, olvidarte un rato de todo y relajarte.

Porque sí, los beneficios para empleados existen... pero llegan tarde, se pierden entre tickets y para cuando aparecen ya no se sienten como beneficios. Se sienten como burocracia.

Ejemplo clásico: onboarding remoto. Le prometés a alguien un presupuesto para armar su home office. Un mes después sigue trabajando desde la mesa de la cocina: la silla ergonómica que quisiste enviar está on hold porque la tarjeta corporativa que va pasando "de mano en mano" se quedó sin fondos este mes. Así empieza la relación del empleado con la empresa. Bienvenidos sean los dolores de espalda.

El problema no es la intención. Es el método. Y mientras lo sostengas con planillas, mails y muy buena voluntad, lo único que vas a escalar es el desgaste.

Y mientras HR persigue reintegros perdidos, del otro lado del pasillo (o del Slack) alguien más está teniendo su propia pesadilla. Pero esta viene con números que no cierran.

Control de gastos globales

El control de gastos empresariales distribuidos requiere visibilidad en tiempo real de cada transacción, sin perseguir facturas ni recibos tardíos.

Cuando la estrategia se convierte en detective

Si trabajás en Finanzas, sabés de qué hablo: ese gasto de USD 19,99 en una tienda alemana que nadie sabe explicar. ¿SaaS aprobado? ¿Error? Pasás de proyectar el trimestre a jugar al CSI corporativo.

Lo que demuestra es falta de estructura, no de capacidad. Y entonces el cierre del mes se convierte en un escape room versión "hard mode": perseguir facturas, pedir explicaciones por Slack, cuadrar cuentas con recibos que llegaron tarde. ¡Y eso que empezaste a hacerlo el día 15 del mes!

Sí, sobrevivís. Pero seamos honestos: escalar con este modelo es como querer correr una maratón con zapatos de payaso. Se puede intentar. No termina bien.

¿Y sabés cuál es la solución que la mayoría elige? La que parece más simple... y que termina siendo la más caótica.

Una sola tarjeta para todo

Las tarjetas corporativas compartidas generan gastos sin trazabilidad. La solución son tarjetas individuales con límites específicos.

Y todos corriendo atrás de ella

La escena es casi un meme interno: hay un retreat, un envío de regalos, una suscripción "paid by company". ¿Cómo lo resuelven? La única tarjeta corporativa que todos se prestan como si fuera un amuleto. Uno paga el hotel, otra compra el catering, otro un pasaje. Y después alguien tiene que adivinar qué gasto era de qué. Spoiler: nunca queda claro.

Ese modelo no es práctico. Es improvisación con un plástico (o digital).

Con la Atlas Card dejás de jugar al pase de manos:

• Emitís una tarjeta específica para un evento y la cancelás cuando termina.

• Cada colaborador tiene su propia tarjeta para beneficios flexibles.

• Desde People Ops definís límites mensuales y categorías habilitadas (salud, educación, bienestar, cultura).

• El administrador ve todo en tiempo real, con trazabilidad completa.

Autonomía para el equipo. Control para Finance. Y cero misterios para nadie.

Lo que empezó como un tema operativo ahora es político. Porque cuando las cosas no funcionan, alguien tiene que pagar los platos rotos. Y ese alguien nunca es la tarjeta.

HR vs. Finance

La guerra fría más absurda

HR quiere velocidad. Finance quiere control de gastos empresariales. Y los colaboradores sólo quieren no adelantar plata propia. Resultado: todos frustrados.

Como un sketch de esos que ya sabés de memoria: HR corre detrás de la experiencia del empleado, Finance detrás del Excel, el empleado detrás de su reintegro. ¡Y todos actuamos como si eso fuera normal!

Hasta que aparece la pregunta inevitable: "¡Y ahora quién podrá ayudarnos?"

La diferencia es que esta vez la respuesta no va a venir el Chapulín Colorado con sus antenitas de vinil. Viene con tarjetas corporativas Atlas, inteligentes y estructura real.

Plot twist: mientras HR y Finanzas se tiran la pelota, hay algo más profundo que se está rompiendo. Y no es un proceso sino que es lo que hace que la gente quiera quedarse.

Cultura distribuida

Los beneficios para colaboradores remotos mantienen la cultura empresarial cuando la ejecución tiene estructura, no cuando depende de buena voluntad.

El problema nunca fue el presupuesto

Cumpleaños, regalos, afters remotos, apps de bienestar para pausas activas. Todo suena lindo en un slide de cultura. Pero en la práctica, se convierte en el "¿cómo lo pagamos?". Y ahí se muere la intención.

Porque la cultura no se destruye por falta de presupuesto. Se destruye cuando la ejecución se traba. 

La cultura se construye con gestos. Y los gestos necesitan estructura para existir.

Con Atlas Card:

• Los team leads gestionan sus fondos sin pedir permiso.

• HR y Finanzas mantienen control desde un sólo dashboard.

• Gifts, Points y Health se integran en un mismo ecosistema.

Suficiente teoría. Te muestro cómo se ve esto cuando funciona de verdad:

Casos de uso reales

Cómo se ve en el día a día

• Onboarding sin fricciones: el nuevo empleado arma su home office desde el día uno. Sin adelantar plata.

• Freelancers y contratistas: reciben una tarjeta temporal con límite definido. Termina el proyecto, se apaga.

• Suscripciones de herramientas: cada una puede tener su tarjeta asignada. Sin duplicados, sin sorpresas.

• Eventos corporativos y retreats: tarjeta específica para el evento, cancelada al terminar. Conciliación en segundos.

• Viajes: asignar montos definidos para gastos de representación.

• Beneficios flexibles para empleados: cada colaborador tiene su tarjeta con monto mensual asignado y categorías habilitadas. Salud, educación, bienestar. Todo directo. Podés decidir, limitar el uso para determinadas categorías e incluso cancelarla cuando lo necesites.

¿Viste ese momento en que te das cuenta de que algo que parecía complicado en realidad tenía una solución simple? Estás ahí.

La estructura que necesitás

Tu equipo ya es global. Tus procesos todavía no.

Probá Atlas Card y descubrí cómo eliminar reembolsos, dar beneficios flexibles y controlar gastos de forma transparente, como nosotros =)

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Preguntas frecuentes

¿Qué son las tarjetas corporativas para equipos remotos?

Tarjetas que asignan presupuestos directos a empleados distribuidos, eliminando reembolsos.

¿Cómo elimino reembolsos en un equipo distribuido?

Con Atlas Card asignás presupuestos directos. Cada gasto se traza automáticamente.

¿Cómo funcionan los beneficios flexibles con tarjetas corporativas?

Cada empleado recibe una tarjeta con límite mensual y categorías específicas (salud, educación, bienestar).

¿Cómo dar beneficios para empleados sin perder control?

Cada colaborador tiene su tarjeta. Definís límites y categorías. El sistema registra todo en tiempo real.

¿Puedo crear tarjetas específicas para eventos?

Sí. Emitís la tarjeta, configurás el límite, la usás. Al terminar el evento, se cancela automáticamente.

¿Cómo controlar gastos de freelancers?

Con tarjetas temporales que se vencen automáticamente al finalizar el proyecto.

¿Se puede integrar con software de contabilidad?

Sí. QuickBooks, NetSuite y más. Reportes automáticos sin horas extra para Finance (coming soon!).

¿Es sólo para beneficios de empleados?

No. También cubre suscripciones, envíos, regalos, cultura empresarial, gastos operativos.

¿Qué categorías de beneficios puedo configurar?

Salud (gimnasio, terapias), educación (cursos, libros), bienestar (apps, equipamiento), tecnología, cultura, pago de servicios. Con límites por empleado.